Una corrida de toros se compone de tres tercios:
Tercio de varas, tercio de banderiilas y tercio de muerte:
-Tercio de varas: Después de parar al toro se da paso al primer tercio, se realiza a caballo y sirve para medir la bravura del animal, esta es muy necesaria para la lidia perfecta, así como para dosificar sus fuerzas para el resto de la lidia. El matador además de comprobar con ella la auténtica bravura del animal que arremete contra la cabalgadura observa, estudia, aprende la fuerza, valor y conducta del toro. El picador se sirve de la puya para hacer sangrar al toro y comprobar su reacción ante el castigo. También le resta acometividad a su embestida.
-Tercio de banderrilas:el segundo tercio tiene características propias para considerarlo autónomo dentro de la lidia;tiene trascendencia en el desarrollo de la misma. Un aficionado que siga con atención el desarrollo del segundo tercio puede pronosticar cómo será el toro con la muleta. Una vez finalizada la fundamental suerte de varas, la forma de acudir el toro a los engaños para ponerlo en suerte y su acometida ante el banderillero serán datos suficientes para prever si se va a parar, si su embestida será corta o larga, o si lo hará con codicia o manseará.Un toro puede cambiar luego en la muleta, porque este animal tiene comportamientos desconcertantes a lo largo de toda la lidia; pero, indudablemente, en las banderillas va a demostrar lo que lleva dentro, con un escaso margen de error. El matador sigue este tercio con atención para estudiar las evoluciones del toro y sacar sus propias conclusiones, que le servirán para calibrar al enemigo que tiene delante.
-Tercio de Muerte: es cuando el matador encuentra el toro usando la muleta para demostrar su arte, entrando finalmente a matar el toro con la espada. Es el más trascendental de la lidia y aquel de mayor oportunidad de lucimiento para el torero.Fue Joaquín Rodríguez Costillares quién comenzó a dar importancia a la Faena, siendo ahora el momento más importante y artístico de la lidia de un toro. Antaño era costumbre que la cuadrilla participara en la faena, cosa que ahora no sucede, salvo en contadas ocasiones y con protesta del público asegurada. Es durante la Faena, y valiéndose de la muleta, cuando el Maestro alcanza el mayor acoplamiento con el toro, realizando los pases más templados y sentidos de la lidia.
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